December 14, 2007

Yo existo.
Este es mi lugar.

De mis pies descalzos nacen raíces, raíces que atraviesan la alfombra, las tablas de madera, la tierra. Mis brazos se abren y soy un árbol milenario, un árbol verde, frondoso, con frutas maduras en sus ramas. Soy un árbol generoso, pero no me con.fundo con los otros. Mi cuerpo es un tronco firme, mis hojas verdes. Soy liviana y me alzo hacia el cielo. Es como si mi espalda tuviera alas.

Me llevo las manos al corazón. Se siente tibio, vivo, la sabia recorriéndome y oxigenando mi corteza. Mi cuerpo ya no parte en el cerebro. Ahí termina. Mi cuerpo está profundamente conectado con la tierra, con los sabores, los olores, las temperaturas. Mi piel es un medio de placer, de conocimiento sensorial. Mis ojos se abren para descubrir el mundo. Las raíces se arraigan en mi interior. Entonces noto que soy distinta a los otros, veo lo común y lo diferente. Y descubro que existo. Que ocupo un lugar.

December 05, 2007

Entro al salón y respiro hondo. El piso de madera reluciente, recién encerado. Las murallas blancas, el techo alto. Me paro frente a Richard Hamilton y su homenaje a Picasso. Intervino Las Meninas, como si Picasso mismo hubiese hecho el cuadro: la princesa deconstruida en el cubismo; en vez del perro, el toro; Velásquez transmutado.





Más allá, una serigrafía de Christo que no entiendo. J.F. la mira también, la interpreta y me muestra el sentido. Wrapped Sylvette, se titula. Claro, es la escultura de Picasso envuelta e instalada en una plaza de Washington... Entonces lo veo frente a un pájaro y mi imagen se une a su reflejo. Michelangelo Pistoletto nos muestra cómo somos, dónde estamos esta tarde de miércoles. Recorro la sala y regreso. Me siento sola frente a Stefan Wewerka. Una ciudad reintrepretada en un grabado a colores del 72. La realidad desde otro punto de vista. Un pájaro que no es pájaro aparece tiñiendo de rojo el horizonte. Los edificios se ablandan, se hacen elásticos y se desordenan en el cuadro. La ciudad se arrodilla ante los ojos de Picasso visto por Wewerka.



Veo las tablas del piso del Bellas Artes, las murallas, las obras enmarcadas en madera, las lámparas y luces, el banco en el que escribo, mis uñas rojas, mi pelo liso, el bolso negro. Cierro los ojos y me miro a través de Picasso. Y luego miro esa visión a través de los ojos de Wewerka. Soy un grabado a colores del 2007. Por algún extraño motivo, me siento plena.

December 04, 2007

Hoy traté de no discutir con ella. Me levanté después de que cerró la puerta y volví tarde. Al llegar, la miré con rabia, con resentimientos ancestrales. Comimos algo y salí en bicicleta. El viento fresco despejó mis pensamientos y cuando volví, la miré con dulzura. Con compasión. Respiré profundo y puse un cd de Keith Jarret. Improvisaciones en piano interpetadas en Alemania. Entonces puse unas sales de durazno en la tina y me sumergí en el agua caliente aguantando la respiración. Después estuve mucho rato en toalla. Ella dormía y yo leía a Vargas Llosa, la Tía Julia y el escribidor... Me dio pena pensar cómo hemos desperdiciado el tiempo peleando y agrediéndonos. Falta poco para que parta, y ha sido compañía invaluable para estos días de nostalgia. Qué será que no logro contenerme con ella, y le lanzo mis enojos y le grito mis cruces y la ahogo con mis temas. Me descargo en esta relación, proyecto en ella la rabia que le tengo a él, la pena que me da su ausencia, la decepción de haber sido nuevamente botada en el olvido.