October 03, 2006

"Sin entrar a discutir si soy o no el que era hace veinte años, es indiscutible, me parece, el hecho de que el que soy proviene, por serie continua de estados de conciencia, del que era en mi cuerpo hace veinte años. La memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición lo es de la personalidad colectiva de un pueblo. Se vive en el recuerdo y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo de nuestro recuerdo por perseverar, por hacerse esperanza, el esfuerzo de nuestro pasado por hacerse porvenir.

Me dicen que he venido a realizar no sé qué fin social, pero yo siento que yo, lo mismo que cada uno de mis hermanos, he venido a realizarme, a vivir.

¿Para quién hizo Dios el mundo? Para el hombre. Pues bien, sí, así debe responder el hombre que sea hombre. La hormiga, si se diese cuenta de esto, y fuera persona, conciente de sí misma contestaría que para la hormiga, y contestaría bien. El mundo se hace para la conciencia, para cada conciencia.

La única conciencia de que tenemos conciencia es la del hombre. El mundo es para la conciencia. O mejor dicho, este para, esta noción de finalidad, y mejor que noción sentimiento, este sentimiento teológico, no nace sino donde hay conciencia. Conciencia y finalidad son la misma cosa en el fondo. Si el sol tuviese conciencia, pensaría vivir para alumbrar los mundos, sin duda; pero pensaría también, y sobre todo, que los mundos existen para que él los alumbre y se goce en alumbrarlos y así viva. Y pensaría bien.

Hay personas, en efecto, que parecen no pensar más que con el cerebro, o con cualquier otro órgano que sea el específico para pensar; mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida. Y las gentes que no piensan más que con el cerebro, dan en definidores; se hacen profesionales del pensamiento. ¿Y sabéis lo que es un profesional? ¿Sabéis lo que es un producto de la diferenciación del trabajo?"

Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno.-
España, 1913

2 comments:

Bitter & Sweet said...

Pensar con el ser entero...
saludos!

Lau said...

Hay un fragmento de una canción que encuentro que le calza a los que piensan solo con el cerebro: "siempre encuentras algún listo que sabe lo que hay que hacer, que aprendió todo en los libros, que nunca saltó sin red". Al final, esa gente siempre me ha dado pena, porque encuentro que los porrazos son parte de la vida. Y qué mal no poder sentir que se te estremece más allá de una neurona cuando piensas... pero para algunos, la seguridad es lo más importante.
Estoy segura de que tu eres de las que piensan con todo su ser.

Un beso.