October 01, 2005

Mi versión de Buenos Aires


En los últimos años he estado varias veces en Buenos Aires. Aunque al comienzo me perturbaba esta ciudad enorme, el consumismo generalizado de los turistas y la obsesión por los restaurantes de todo lo que usted pueda comer, de a poco fui encontrando mis espacios.
Caminando días enteros, recorriendo los teatros, las librerías, los parques, los pubs irlandeses. Fotografiando lo que escapa a la mirada del turista tipo, ese que viaja en las promociones de cirugía express, que va del hotel al restaurante, del restaurante a los cueros, de los cueros al shopping, y de vuelta al restaurante y al hotel.
Perdiéndome en San Telmo, en el Botánico, en el jardín japonés, escribiendo por horas en la Papelera de Palermo. Evitando el gentío de las tiendas de su plaza, y fumando mis cigarros con los pintores de sus exposiciones. Internándome en el Malba, en el Bellas Artes, en el museo de arte moderno.
Tarareando ochenteras en la Recoleta buscando al hombrecito del sombrero gris. Caminando en la noche sorteando la basura de las calles del centro, pensando en la cantidad impresionante de gente durmiendo acurracada bajo los focos y a las entradas de todos los edificios. Visitando viejas amistades, navegando por el Tigre, leyendo los diarios culturales.
Con mi cuaderno de escritos y dibujos, mi walkman, mis puchos y mi cámara, fui domesticando Buenos Aires, como diría el Principito. Este es el Buenos Aires que me gusta, es mi versión y mi mirada de esta ciudad cosmopolita.


La sombra del poeta



Las arboledas de Palermo, donde nació Borges



El mate más sabroso

Siga las flechas

Raíces porteñas

Las risas de la plaza

Escape colectivo

(no me acuerdo el nombre de esta obra, pero es una instalación de Puppi en el Bellas Artes)

Notable

El tango de verdad, en las calles de San Telmo


El cielo del centro


El placer de los vinilos de Eureka, cerca de la plaza de San Telmo

Se olvidaron de la crisis

La Papelera

Des-encuentros

Arquitectura alborotada

Los fantasmas del Botánico

El pintor de asfalto
(ojo, son tizas de colores, de esas de los pizarrones de chico)

Feria de antiguedades en la Plaza de San Telmo

Como en los cuentos, donde siempre el balcón y la torre tienen un misterio ancestral

A propósito de cuentos

La niña del parque

Espera

En Buenos Aires siempre he sido más cronopio que fama. Tal vez por eso esta es mi mirada.

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