January 03, 2008

La posibilidad de verlos me agita el pecho, me nubla la cabeza, me emociona, me desconcierta y me entusiasma, todo a la vez. El vértigo de un encuentro esperado, que de pronto puede hacerse inminente. Un encuentro tal vez a deshora, casi casual... un ansiado re encuentro no planificado que de pronto surge factible. Me imagino caminando por las calles de Europa, respirando y viviendo el antiguo continente. Una vez más, perdiéndome en la historia, atrapada en la magia de su arquitectura, de su gente.
Cómo será verlos a ellos... verlo a él... tocar su rostro, permanecer en un abrazo, saciar mi curiosidad por sus rutinas, sus tentaciones, sus fracasos. Sentir sus penas, sus grandezas, examinar sus gestos, contrapreguntarle.
Cómo será para él verme a mí, con mis debilidades y mis sustos, con mi miedo al rechazo y mis ganas de querer, de cambiar aún el mundo... con el idealismo adolescente aferrado a la carne, con estas ganas locas de vivir, de que algo ocurra.
Sabrá lo determinante que resulta en mí este encuentro? Por algún extraño motivo, él me hace sentir que hay gente allá afuera que puede ser completamente diferente a mí, pero a la que me une un vínculo que todo lo trasciende. Como decía Sábato, algo que nos hace buscarnos alrededor de la Tierra.
Con él comparto tal vez cierta humanidad que me conmueve y que me llena de esperanzas. La posibilidad de que todo eso sea una simple idealización me aterra. De que al encontrarnos en algún aeropuerto, en algún puente o en un parque, el silencio entre nosotros no sea de reconocimiento mutuo, sino de ausencia de experiencias compartidas; que una extraña incomodidad nos invada, y que el abrazo parezca demasiado largo o las miradas insistentes.
Me da pudor reconocer cuánto quiero verlos, cuánto quiero verte, y cuan profundamente espero encontrar en ti un amigo; reconocerte, comenzar lo que nunca comenzamos: conocernos de verdad, como hemos hecho en las letras que escribimos hace un tiempo. Quiero verte, observarte, escucharte, conversarte, reírme contigo, mostrarte mis sueños, llorar y emocionarme construyendo futuro. Quiero saber que después de que regrese, tú vendrás a Chile, al menos en pensamiento, y que recorreremos juntos esta patria mía generosa y abundante. Quiero dejarte una parte de mí, y una parte de mi historia. Un trozo de este otro Chile, que existe y palpita bajo lo aparente. Quiero sentirme viva contigo, porque sé que como en ellos, hay algo poderoso en ti que me eleva y que me salva.

4 comments:

Anonymous said...

Me gusta muchísimo como escribes, me he identificado mucho con tus palabras y emociones...

Me gustó mucho esa frase de Sábato...la buscaré por ahí :)

un saludo

Hec said...

Cada cierto tiempo, busco en mi blog la vez que dejé un link para que todos vieran un corto que tenias en tu blog. Y vuelvo a leer tus obras y siempre digo que me gusta mucho como escribes… procurare visitarte mas seguido y hacer un link a tu blog de una vez por todas.
Un admirador.

Anonymous said...

uff me llego hasta el tuetano de mis flacos huesos
cuidate y
sigue escribiendo asi de bien

Faby

Anonymous said...

Hoy quería simplemente pasar de largo (yo paso) hasta que imaginé que alguien algún día quizá imagine alto tan poderoso de mí