November 19, 2007

Hoy fue el día de noviembre con la segunda mayor temperatura desde que se registra el tiempo en Santiago. Pero ella no sintió el calor. Tuvo los ojos húmedos de pena toda la mañana. Almorzó intentando olvidarse de la angustia, quiso participar, conversar, trabajar. Pero no pudo. Tampoco pudo llorar como antes, no pudo desahogarse. Se quedó con la pena, la angustia, la culpa carcomiéndole el cerebro. Entonces pidió ayuda. Y la fue a buscar mamá, como en los viejos tiempos. Fue a ver a su niña regalona, y la llevó a comer torta de tres leches y pie de limón, mientras le hablaba de cualquier otra cosa que no fueran los tormentos que traía la niña en la cabeza. Después se fueron a la casa. Vieron tele acostadas en la cama, El fantasma de la ópera, regalonearon, se rieron. Pero la pena todavía no se iba de su pecho, de sus ojos secos, ardientes. La acompañó abajo con las maletas, esperaron, el taxi no llegó. Sacó el auto rojo y fue a dejarla al aeropuerto. Estuvieron luchando con un taco infernal, sin radio y contra el tiempo. Pero llegaron, y mamá pudo tomar el avión. La niña se volvió manejando con el vidrio abajo, el brazo extendido, la palma abierta tocando el viento. El atardecer embellecía Santiago, lo llenaba de colores cálidos. Reconoció el cerro en Renca, donde hace años encumbró volantines con Jesús, el hijo de la Elsa, una de las mujeres allegadas que grabó para el reportaje. Cuando llegó a casa se sentía mejor. Salir le había hecho bien, y trató de quedarse con esa sensación: sus manos tocando el viento. Al anochecer llenó la casa de velitas. Una luz tenue y a manchones invadió el departamento. Puso a Vivaldi y miró las plantas del balcón en silencio. Entonces sonó el teléfono y se dio cuenta qué patética estaba siendo. Y cambió a Vivaldi por Tryo, y en vez de mirar las plantas salió al balcón y le cantó a la luna. Y se tomó una copa de vino y se dio un baño de tina y por primera vez en el día, se miró sin miedo al espejo.



Mille fois entrelaçons-nous
Et lassons-nous même en dessous
Serre-moi encore serre-moi
Jusqu’à étouffer de toi

Serre Moi - Tryo

2 comments:

Franci@ said...

Amiga... casi lloro al leer esto... te juro.
Lo único que te puedo decir es que esa niña debe abrir los ojos y darse cuenta de lo bueno que tiene y que esas cosas buenas son resultado de algo... lo especial que es y lo mucho que todos la quieren por eso.
Que se crea el cuento.
Te kero.
Fran

Anonymous said...

Impresionante!!Un beso grande Pola. te escribo con mas calma. César