September 28, 2005

Phiesta urbana

Hace dos años tomé un curso de danza en la escuela de Teatro de la Católica. Fue uno de los ramos más entretenidos que elegí en la U, no sólo por las representaciones teatrales de los bailes que había que inventar para las pruebas, ni por los disfraces un tanto injuriosos pero anhelados (y aplaudidos) que tuve que vestir. Tal vez las horas de ensayo, las risas y las donnuts, las chelas, las pizzas, los chistes, las madrugadas, fueron la principal causa de que hoy lo recuerde con nostalgia, a pesar del sufrimiento constante por tener que calzar tacos, y los miserables cuatros que me puso la profe.

La cosa es que primero me sorprendí cuando vi a la Toña vestida a lo hip hop, haciendo de sharon janet y agarrándose a combos con cuanto tipo se le cruzaba en Brujas. La última vez que la había visto, estaba pintada entera de negro, con un vestido gigante abultado con almohadones, fumando un puro y haciendo de vieja cubana. Sentada en una esquina me miraba bailar con su marido de escena y contaba las monedas obtenidas de los gringos.
Yo sabía que la Toña era de las mejores alumnas de ese curso, pero me llamó la atención ver después entrevistas en la Ya y en Internet, y que los periodistas le desmenuzaran la vida a esta chiquilla bonita, compañera de bailes que se estaba volviendo famosa.

Si eso me sorprendió, no les explico mi cara el otro día cuando llegué al Centro Mori y vi el cartel que anunciaba "phiesta urbana/body percussion". En una foto en blanco y negro, Josep Ramió, Phillipe Gastal, Angel Cristi, y otras 4 niñas, aparecían colgando de una estructura metálica, creando sonidos con palos y baldes de plástico. Después de haberlos visto bailar vals, bolero, mambo, rumba y cha cha chá, los principales responsables de que terminara ese ramo, de que diera mi examen a pesar de que estaba decidida a botarlo por mi bajo desempeño, estaban ahora pegados con devoción a la muralla de colores que anunciaba el espectáculo.

Me imagino que la mayoría ha escuchado hablar del grupo israelí Mayumana, que crea ritmos con el cuerpo y elementos cotidianos y desechables, como tubos de pvc, basureros, escobas, bolsas, etc. Sus espectáculos son una mezcla de percusión, coreografías, teatro y muchísima creatividad. Esta compañía, que se creó en Tel Aviv en 1998, fue la inspiración de estos chiquillos que empezaron a imitar el concepto, ideando nuevas rutinas y creando la versión chilensis del asunto. Así nació Plagiumana. Hasta el año pasado se los podía ver en actividades de centros de alumnos de distintas universidades, en fiestas y eventos de todo tipo. Hasta ahí conocía yo la historia, pero no me había imaginado que ahora eran profesionales que habían cambiado los escenarios estudiantiles por centros culturales y pantallas de tv. Plagiumana creció, y el grupo de aficionados se convirtió en la compañía Teatro Phi.

Entré a la sala tratando de que mi juicio no se viera afectado por las simpatías de antaño, ni por el coqueto Benjamín Vicuña que saludaba de beso a las niñas que esperaban a mi lado. Y sí. Me gustó y me sorprendí. Estos mismos cabros con los que bailé salsa en Bellavista, que se quejaban de las maquetas y la teoría, son ahora actores de tomo y lomo, auspiciados por North Star y Haddad. Mientras el público los aplaudía, pensaba dónde iré a terminar yo, dónde haré la práctica, y claro, también pensaba en el alto de fotocopias que me esperaba en la casa.
Es que mientras ellos son famosos y gozan su trabajo, yo sigo estudiando inexorablemente para el fatal examen de grado.

Phiesta urbana/body percussion, dirección Cía. Teatro Phi
Temporada: del 21 de septiembre al 2 de octubre
Funciones: miércoles a sábado 21:00 hrs, domingo 19:30 hrs.
Valores: miércoles y jueves populares $2000,
viernes a domingo estudiantes $2500, general $3000
CENTROMORI - Constitución 181/ Providencia. F: 7776246
www.centromori.cl

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