January 07, 2006

Yo siempre me quejo de que Santiago es como una carcel de cemento... o que así me siento en la ciudad...y que lo peor del mundo es pasar todo el verano encerrado en ella.
Pero, debo reconocer que el problema no es la capital, sino que yo andaba con los ojos bien cerrados.
Esta semana parece que los abrí, y quedé bastante sorprendida...
Los hechos:
1.- Igual que en el campo o la playa, estamos rodeados de bichos y animales:
a) les juro que no es chiste, pero en la ventana de mi oficinita en Contacto, que tiene los marcos de plástico y está en un cuarto piso justo abajo de una de las antenas más grandes del canal, hay un panal de avispas...
el otro día se me ocurrió apagar el aire acondicionado y abrir la ventana para ver si me llegaba viento, cuando de repente entra una avispa gigante... plop... la saqué a punta de fotocopias y cuando miré para arriba, ahí estaban las otras decenas... bien instaladas en perfecta convivencia metiendo sus antenas o algo así adentro de los tunelcitos del panal...
b) en la van en la que me fui a Talca había un gusano amarillo arrastrándose por el vidrio y me acompañó las 3 horas de viaje...
c) en el balconcito de la sala de hospital de mi abuela parece que anida la paloma más grande que he visto en mi vida. Extremadamente gorda y seguro que está en su tercera edad...
2.- Estar obligada a permanecer en santiasco no es tan terrible como pensaba:
a) Primera vez que estoy para el Festival de Teatro a Mil (que de barato no tiene nada, pero pucha que es agradable tener la oferta que tiene Buenos Aires a una micro de distancia)
b) Decidí tomarme las tardes-noches para hacer las cosas que en el año no podía hacer, asi que he descubierto plazas, parques y calles de fuentes de soda, pubs y música al aire libre.
c) En vez de conocer a cuanto extranjero viaja con mochila, he visto más que nunca a mis antiguos amigotes (que también están atados a una práctica)
d) Caminar del canal a mi casa, cuando está atardeciendo, corre vientito y como que todo se llena de colores, es casi tan rico como hacerlo en los pueblos perdidos por los que me escapo en estos meses.

Considerando lo que pasa cuando me olvido de las no-vacaciones, decidí que desde mañana salgo con mi cámara de fotos, mi walkman y mis puchos, a descubrir de veritas esta ex carcel que obligadamente me acompaña.
Al cine, al teatro, a la piscina y al techo por la noche, a ver las estrellas y tomar un buen vino. El fin de semana a la playa, el descanso y la mochila, y cuando quieran al cajón del maipo, a refugiarnos en los bosques y el río montañoso...
Bienvenidas, benditas vacaciones part-time.

3 comments:

Lau said...

Sí, es verdad que Santiasco no es tan terrible como parece (no por eso dejo de preferir la belleza verde del sur y la lluvia). Parece que tú sales un poco más temprano, porque en general cuando me voy de acá ya es de noche, estoy cansada, no hay mucho por ver. Aun así, si quieres, un día armamos un panorama entretenido de descubrimiento santiaguino. Como yo soy pueblerina, menos conozco.
Un beso y suerte con esa práctica.

c. said...

a mí me encanta Santiago, más en esta época cuando todos se van y las noches son largas y hay teatro a mil (a cinco mil, en verdad) y bares con sillones rojos en la terraza y te puedes tirar sin apuro y pedir un mojito... y el mar está a dos horas que es nada... saludos, c.

c. said...

vine a darte las gracias por lo que me escribiste...¡gracias!... aprovecho de darte un dato, anoche fui a un lugar de esos que me gustan a mí con sillones afuera y pedí una chorrillana, ufff lejos lo mejor, saludos y buen verano en stgo., c.